Entrega especial: Paro nacional


Como la crónica de una muerte anunciada las crisis para el agro estaban más que advertidas. Desde la apertura de César Gaviria se inició la profundización de las políticas neoliberales impuestas por los grandes organismos mundiales de crédito como el FMI y el BM. Las aspiraciones jocosas de competividad y las bienaventuradas realidades prometidas con la profundización del libre comercio se caen de su propio peso al observar la coyuntura nacional.

Desde el paro cafetero a inicios del presente año, y el correspondiente paro minero, a gran velocidad el ambiente en el país se ha tonado  a una coloración de descontento nacional. “La gran derrota del gobierno” como calificaron algunos medios de la opinión pública y siguiendo el ejemplo de los cultivadores del grano llevaría a que muchos sectores destruidos por las políticas neoliberales como los TLC y sumado al olvido por parte del Estado reclamaran de manera directa una solución urgente a la crisis que cada uno lleva a cuestas. El anuncio de un paro nacional organizado por varios sectores de la producción, llevaría a decretar la fecha y la hora del inicio del paro. Con el paro anunciado y la suma de varios grupos sociales afectados como la salud, el gremio de los transportadores, los educadores, los estudiantes, las centrales obreras, y varios sectores más generarían la expectativa por lo que fuera a suceder llegada la hora cero del inicio del cese de actividades. Día 19 de Agosto del 2013, en más de 8 departamentos varías vías se encontraban bloqueadas, el sector agro iniciador del paro se encontraba apostado a lo largo de las carreteras del país, varias movilizaciones en las principales ciudades demostraban la magnitud de lo sucedido, posteriormente un anuncio del primer mandatario agudizaría más las polémica nacional; algo así como: “El paro no ha sido de la magnitud que se esperaba”, inoportuna calificación presidencial para un jornada digna de aplausos por la organización y las manifestaciones pacíficas y civilistas, sin negar algunos desmanes perpetuados por actores ajenos a las protestas. Continuaron las protestas y sin mayor asombró del gobierno, la atención se concentraría en el departamento de Boyacá, donde los sectores de clima frío, como los paperos, cebolleros, frijoleros, etc, mostrarían temple y organización. Sin aprender la lección días más tarde el presidente Juan Manuel Santos en el evento de la Caminata por la solidaridad  en su bochornoso discurso diría: “El tal paro nacional agrario no existe”, esto quizás fue lo que exacerbo más los ánimos de los manifestantes y de gran parte de la población colombiana. A través de redes sociales y de los magníficos cacerolazos la población colombiana mostró su apoyo a las justas causas de los sectores participantes del paro nacional, y a su vez mostraron rechazo a las declaraciones del presidente y su falta de gestión con los sectores en crisis. 
La movilización del jueves 29 de agosto demostró una vez más el descontento nacional con un gobierno que ha profundizado las crisis firmando más TLC, y desconociendo el carácter arrasador que tienen estos con la producción nacional. La MANE, las centrales obreras, los maestros y demás organizaciones sociales convergieron en la movilización -a pesar de tener sus propias exigencias- en apoyo al paro nacional, le dijeron sí a la producción nacional, y enfáticamente rechazaron los TLC y el modelo de país que ha gobernado déspota e inescrupulosamente. De enorme magnitud se vio la marcha, la carrera séptima parecía no tener fin, una movilización que dio ejemplo al país por ser pacífica, civilista y organizada. La amplia cobertura de los medios de comunicación sirvió tan solo para mostrar los desastres causados por unos cuantos vándalos y personajes ajenos a la manifestación, lastimosamente la magnitud e importancia de la movilización del #29A se vio opacada por un conjunto de acciones que solo merecen rechazo, y que con ayuda del gobierno que inmediatamente aprovecho para calificar la movilización como ilegítima e intento culpar –como siempre- a sectores que no promueven la violencia. Inmediatamente y en una actitud parecida a la de una dictadura Santos ordeno militarizar el país, quizás con la pretensión de asustar y disolver el paro nacional. Durante las mesas de negociación instaladas en Tunja, los campesinos han expuestos sus reclamaciones y a través de un pliego de peticiones que ponen sobre la mesa, se discuten los acuerdos posibles a los que llegaran con el gobierno. A pesar del anuncio de levantar los bloqueos en algunas partes del país los sectores en paro ratifican la continuidad de estos, César Pachón líder de la Dignidad Papera anuncio que el paro sigue y que seguirán en la mesa en Tunja. Un hecho que baja aún más la imagen del presidente ocurrió cuando inesperadamente ordeno el regreso de la comisión en Tunja, horas más tarde los devolvió a la mesa, acción que se puede interpretar como intimidación con los campesinos, hechos que quizás sería el causal del levantamiento de los bloqueos. En los último días los campesinos anunciaron que no asistirán a el “Gran Pacto Nacional para el Sector Agropecuario”, además denuncian la falta de voluntad del gobierno, quién no ha mostrado interés alguno en avanzar en los puntos concretos para solucionar la crisis del campo colombiano. Con pañitos de agua tibia no solucionaran nada reclaman los campesinos, ellos exigen la renegociación de los TLC, el control de los precios de los insumos, detener las importaciones de productos producidos por el país, reducir el costo de los combustibles, entre otros puntos esenciales para solventar la crisis de los sectores hoy organizados en el paro nacional.

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