Resultados
Es un lunes en la mañana, nos dirigimos hacia el jardín con el propósito de observar las características físicas y estéticas de éste. Llegamos a su puerta que tiene color verde, similar al color del escudo del instituto; su material es metal y se compone de dos entradas, una grande que implica abrir toda la puerta, y una estrecha, que es utilizada para el acceso de peatones. Cerca de ella, hay un anuncio que indica que este lugar es parte de la Institución del Bienestar Familiar.
Vemos
como el jardín está ubicado en un sector que se compone de restaurantes,
tiendas, cafeterías; rodeado de universidades y aparte de esto, es una zona
turística porque se está hablando del Chorro de Quevedo, que es visitado por
variedad de turistas y está prácticamente a dos casas frente al jardín
infantil.
Timbramos
y se asoma una mujer, cerca de los cuarenta años, quien usa un traje de
pequeñas figuras de color pastel como conejos, estrellas y balones; lleva el
cabello recogido. Nos observa y nos pregunta: ¿qué se les ofrece?; respondemos
cordialmente la razón de nuestra visita, somos estudiantes de Ciencias
Sociales, en segundo semestre y estamos interesados en observar el jardín para
un proyecto de investigación. La mujer, nos permite entrar, pero antes nos
indica a dónde debemos ir, y además de eso, comenta que ella es una de las profesoras
del jardín. Es así como nos envía
directamente a la oficina principal.
Entramos
por la puerta estrecha, lo primero que notamos son los colores verdes pastel
del lugar. En el camino encontramos también canastas de mercado que están
recién colocadas en el suelo, hay una reja de madera de unos 80 centímetros que
cruzamos por una puertita, saludamos a varios hombres que se encuentran tomado
café en tasas de plástico frente a un patiecito que parecía ser utilizado como
un espacio para juego y lúdica.
Nos
señalan el lugar a dónde debemos entrar en primer lugar para la autorización de
observación. Hemos notado que el jardín está ubicado en una casa antigua,
aunque remodelada, que podría decirse típica del barrio la candelaria.
La
oficina es grande, el piso es de madera y las paredes de color verde claro;
consta de 2 escritorios donde cada uno tiene tres sillas: dos para visitantes y
una para la persona encargada; también tiene un escritorio aparte para
computador con su respectiva silla; se puede notar la época en la que fueron
diseñados, por las condiciones y el diseño que tienen, junto con el computador
cuyo diseño no es actual sino más bien aquellos que posiblemente tengan cerca
de 10 años de haber salido al comercio.
Es una mujer la que en el momento que llegamos trabaja en el computador, tiene características físicas como el cabello rubio y un grado alto de obesidad. Se dirige a nosotros de manera amable y utilizando expresiones “mis amores” ”sigan bellezas” “pónganse cómodas”… Nos recibe; y le avisa a la directora que estamos allí. Ella llega, pero se nos presenta un problema; tenemos que volver a dar nuestra identidad y explicar nuestro propósito de la visita, pero ella busca un beneficio por nuestra investigación; duramos un tiempo escuchando cuantos otros estudiantes habían hecho trabajos en el jardín y que clase de beneficios habían recibido de ello, casos como los de chequeo médico, optométrico y social. Incluso llegando a donar para el instituto las mismas gafas con las recetas adecuadas para cada uno de los niños que las necesitaban. La directora, aunque con poco interés, al querer buscar la importancia de nuestra observación comparándola con los datos que brinda el ICBF en su pág. Web; termina al fin y al cabo autorizándonos recorrer el lugar y observar las conductas, pero en un tiempo restringido.
Nos
retiramos de la habitación, pero antes nos llama la atención un afiche de
tantos que había dentro, con información del bienestar familiar, aquel que
hablaba de la diferenciación por colores rosado para niñas y el resto para
niños en cuanto a los vasos y recipientes para servir los alimentos.
Caminamos
por la casa, vemos que los salones están bien distribuidos, acordes a la
cantidad de los niños y niñas que estudian en el lugar, cuentan con elementos
didácticos de buena calidad y bien distribuidos. El número de estudiantes no es
tan alto y se demuestra en la forma en la que están organizados los salones,
que es por edades, porque el tamaño de los niños y las destrezas que se les
enseñaban en clase, permitían notar las diferencias de edad. Los baños estaban
bien adecuados para los niños; notamos que los retretes eran pequeños y estaban
separados por géneros, un baño de niñas con tasas rosadas y un baño de niños
con tasas azules.
En
el centro de hogar, hay un patio destinado para las actividades lúdicas de los
estudiantes; decorado y amoblado con una casa de muñecas, piscina de pelotas,
resbaladeros o y varios juguetes.
La
zona alimenticia está en el fondo de la casa
pero en ella no pudimos estar suficiente tiempo por los límites que nos
había impuesto la directora de jardín. De tal manera que la despensa, con el
mercado que temprano en la mañana pudimos ver recién colocado en la entrada,
estaba ya puesto en ella, y se admiraba fácilmente la cantidad de frutas, como
las piñas, las papayas, los melones, y los limones que allí habían. Sin embargo
la parte administrativa del jardín, ubicada en el segundo piso fue, por
cuestiones de tiempo, dejada de lado. A pesar de esto, observamos una
remodelación, gracias a los hombres, obreros, quienes tomaban café en la
mañana, y ahora trabajaban pintando el lugar.
Análisis
La
observación permite dar cuenta de
distintas situaciones que se presentaron en el jardín, situaciones que permitieron cumplir con el objetivo de nuestra salida de campo y percibir las
características que involucran el entorno, el comportamiento y la conducta de
los niños, niñas y profesores dentro del jardín visitado.
Encontramos
que los costos en el jardín que incluyen alimentación, recreación, pedagogía, y
cuidado en general suelen disminuir o
aumentar según la capacidad económica del padre o de la madre. Además siendo
esta una zona de universitaria las
madres que tienen hijos están significativamente beneficiadas y realizan sus
estudios en universidades del sector, se ven altamente beneficiadas. Se
evidencia entonces que las distintas necesidades que presentan las familias que
hacen parte de la dinámica del barrio La Candelaria actualmente son atendidas
y se buscan soluciones y medidas que
sirvan para apoyarlas, auxiliarlas y asistirlas.
Las
mujeres encargadas del cuidado directo de los niños son licenciadas en pre-escolar, lo que permite que personas
altamente capacitadas y con un grado de educación profesional den una formación
la formación adecuada e integral que los niños y niñas necesitan. Al observar
los salones y evidenciar la división de los mismos por edades, se detallaron
diferentes actividades lúdicas que
evidencian la preocupación por el desarrollo de los distintos procesos cognitivos en los niños y niñas lo que les
permitirá atender, percibir, memorizar, recordar y pensar.
En
general había una buena higiene en el lugar, en los niños, niñas y profesoras, y
el entorno era adecuado , lo que facilitara para ellos una buena interacción
con el ambiente cotidiano (relación
entre persona-hábitat) un estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente el evitar afecciones
o enfermedades.
Otro punto a destacar y que en particular nos llamo la
atención fue la diferenciación de colores en los vasos de cada niño, “el rosado
ya no es únicamente para las niñas” que rezaba en la cartelera ,aunque parezca
un acto pequeño , es importante en el proceso de abolir los
estereotipos de género, superando la vieja costumbre de que los niños y niñas
deben tener un color que los defina, además el hecho de que haya una separación
niño -niña puede provocar la creación de conceptos de inferioridad o
superioridad.
La
directora encargada del Jardín mostro un especial interés en abogar
por el beneficio de los niños en
cualquiera de los aspectos (salud, económico, alimenticio); y nos deja ver la
apropiación de su rol profesional, cumpliendo con las funciones básicas de apoyar, abogan y
educar a los niños y niñas que se encuentran en el Jardín de la candelaria
perteneciente al ICBF.
En
general los resultados mostraron el cumplimiento de las normas básicas para el
cuidado y trato de niños y niñas; higiene, estimulación de procesos cognitivos,
un ambiente agradable y una preocupación constante por brindarles bienestar.
En
general la salida de campo nos permitió ver más de cerca el funcionamiento de
un jardín perteneciente al ICBF que presta un servicio público y aunque sabemos
que estas instituciones tienden a tener una serie de dificultades, pudimos
observar con gran satisfacción que es positivo nuestro acercamiento
observacional. Tanto directivas como profesionales buscan propiciar un ambiente
ideal para que los niños y niñas desarrollen todas sus capacidades y es allí
donde también se evidencia el apoyo que
el distrito debe proporcionar en términos de recursos.
La
infraestructura del jardín era adecuada y aspectos como la higiene, la
alimentación, las actividades lúdicas (juegos, juguetes) , la atención recibida
permite a los niños y niñas moverse en su cotidianidad en un lugar que les
brinda bienestar y les proporciona herramientas para su desarrollo infantil que
determinara sus etapas a seguir en la
vida; pero que también permite a los padres del sector Candelaria tener tranquilidad
acerca del espacio en donde permanecen sus hijos la mayoría del tiempo.
Es
interesante también la forma en cómo existe una relación reciproca entre las
instituciones de educación superior del sector candelaria y el jardín del ICBF
objeto de observación pues muchos estudiantes de carreras diversas realizan sus
prácticas en el jardín, beneficiando su proceso académico pero a la vez
brindándole un servicio a las profesoras, a los niños y a las niñas.
Tomado de www.barriosdebogota.com |
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